Centro de Diálisis del Valle se encontraba sólo en San Felipe, como sede central, y allí llegaban pacientes de Llay Llay, Catemu y alrededores, todas zonas rurales.
Los pacientes comentaban que el viaje hasta allá era largo, y que les hubiese gustado tener un centro de diálisis en el propio Llay LLay. Un día, uno de estos pacientes, llamado Carlos Villalobos, escuchó de un amigo que trabajaba en la Municipalidad de Llay Llay, que allí había un enfermero que estaba realizando las consultas en ese lugar sobre los documentos que necesitaría para instalarse allí con un centro de diálisis. Ese enfermero se llamaba Jorge Abarza.
El doctor Manríquez, encargado de la clínica y preocupado por la posibilidad de perder a los pacientes que ya tenían de Llay Llay (y que representaban un gran número), encargó a Carlos que averiguara si existía un terreno en venta.
La tía de este paciente, quien lo acompañaba a sus sesiones, dijo ser muy devota de la Virgen de Guadalupe, y que se iba a encomendar a ella para que hiciera un milagro y ayudara a encontrar pronto un terreno en Llay Llay.
Tras un corto tiempo, tal terreno apareció, y ella solicitó que se hiciera una imagen de la Virgen de Guadalupe si el negocio resultaba, a lo cual la antigua dueña, la señora María Luisa, accedió.
El terreno fue comprado, y el centro de diálisis fue abierto en octubre de 2015, con apenas tres pacientes del sector. De a poco, semanalmente llegaron más pacientes hasta lograr completar el primer y segundo turnos.
Se concretó la creación de una pintura en honor a la Virgen de Guadalupe, con una placa de bronce en su base en agradecimiento al paciente y su tía, con cuya información fue posible la creación de ese centro.
Actualmente, el centro de Llay Llay cuenta con 51 pacientes.